Hace algunos días en una charla, unos colegas me preguntaron cómo podía definir al futbol femenil en una sola frase y no tardé en llegar a la que considero más adecuada: romper paradigmas.
Si nos remitimos a la historia de este deporte, encontraremos que algunas investigaciones se remontan a la preparación que los romanos hacían de sus soldados para enfrentar la guerra, otros a un juego entre pueblos enteros en un intento de llevar una especie de pelota de un territorio a otro, también se podrá hallar que por mucho tiempo fue prohibido pues tanto los participantes como el público lo vivían de forma tan apasionada que terminaba en violencia. Siglos de historia.
Pero cuando los ingleses le pusieron reglas, cuando los franceses dieron luz a la FIFA en 1904, se olvidaron de incluir a las mujeres, quienes para entonces ya comenzaban a organizarse para pedir su derecho al voto y mejores condiciones de trabajo en diferentes partes del mundo. Aunque los registros de mujeres jugando futbol datan de mitad del siglo XIX (incluso con grandes entradas para ver sus partidos), no fueron consideradas cuando el futbol se organizó de forma global, lo que fue rezagando, primero de a poco, luego de forma descomunal, la participación femenina en el balompié.
Por esa razón es que, para mí, el hecho de que las mujeres sigan pateando un balón de futbol es destrozar el paradigma, ir contra los estereotipos de género y abonar al empoderamiento de la mujer, en el sentido de la colectividad, tal como lo explica la doctora Raquel Ramírez Salgado, quien señala que este concepto de “empoderamiento” no se refiere a lo individual, sino en cómo se va ganando terreno en conjunto, algo que ocurre en el deporte, pues las que hoy están luchando en la Primera División de futbol, no sólo han abierto la puerta para ellas, sino que con sus esfuerzos se aferran a mantenerlas de par en par para todas las que vienen.
Esta es una ola que ya no se detendrá. La igualdad de género es un tema que tiene presencia en las instituciones con alcance mundial; claro que se sabe que no todas la están incluyendo con la intención de darle libertad a las mujeres, sino de apegarse a una agenda y de capitalizar el poder de las mujeres, pese a ello, hay que celebrar las batallas que se han ido ganando, en especial en México.
El cambio a cuatro años
La Liga MX Femenil aún tiene deudas con sus jugadoras: mejores sueldos, infraestructura adecuada, entrenamientos enfocados en la rama femenil, acompañamiento en casos de acoso, licencias por maternidad y un amplio etcétera, pero también vale la pena reconocer los pasos que se han dado a su favor.
1.- Una mujer al mando: en el contexto del futbol femenil nacional, la llegada de Mónica Vergara al mando de la Selección Mexicana Femenil Mayor ha inspirado a las futbolistas de la liga local, quienes ven como realidad la posibilidad de ser tomadas en cuenta para vestir la camiseta nacional.
Por otro lado, las cinco directoras técnicas se han apropiado de espacios que deben ser ocupados por personas capaces, sean mujeres u hombres: Toña Is en Pachuca, Ana Cristina González en Juárez, Ileana Dávila en Pumas, Carla Rossi en Gallos Femenil y Scarlett Anaya en León.
Aunque tampoco se puede dejar de lado la labor de Mariana Gutiérrez, quien de unos meses a la fecha ha hablado de forma más insistente de las necesidades de la Liga que preside y su mano comienza a verse en distintas acciones.
2.- Nombrarlas para que existan: desde que comenzó la liga, la cobertura mediática y los errores constantes en las transmisiones; en cuanto a los nombres de las jugadoras, sus posiciones, su trayectoria; fueron tema de crítica tanto por colegas periodistas como por la afición, que exigió una mejor calidad periodística. Ante esto y aunque pasaron casi cuatro años, la Liga MX Femenil hizo público un documento en el cual se informa qué nombre o apodo prefieren las futbolistas, lo que ayuda a la prensa a nombrarlas como ellas eligen, reforzando su identidad y respetando su papel como deportistas profesionales.
3.- Acciones por la igualdad: Club América anunció que trabajará con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en México (Conavim) para implementar acciones en busca de la igualdad de género y de prevenir la discriminación. Es claro que ningún club estaba preparado para integrar a mujeres a su estructura, todos han ido cometiendo diferentes errores, en el caso de las Águilas, se sabe que no podían usar la cancha de entrenamiento a ciertas horas o que, como mencionó la portera Cecilia Santiago, tampoco podían hacer uso libre del comedor. Hoy, la escuadra azulcrema toma cartas en el asunto, el camino es largo, pero empezaron a recorrerlo.
4.- Las necesidades sobre la mesa: si bien, las deudas que mencioné párrafos arriba, prevalecen, ya se han puesto a debate estas situaciones. Así lo ha expresado la presidenta Gutiérrez, quien no ha reparado en mencionar la necesidad de mejorar los sueldos, de implementar seguros médicos que de verdad cuiden la integridad de las futbolistas y de continuar proyectándolas como profesionales.
La ola está tomando altura y promete alcanzar su más alto punto en un futuro no muy lejano. El futbol femenil en México va avanzando, algunas quisiéramos que fuera más rápido, pero hay que entender el contexto en el que está inmerso, un país con altos índices de violencia hacia la mujer, en el que el machismo es habitante diario de las calles y los hogares, por lo tanto, los pasos que se han dado para beneficio de las jugadoras, son un éxito. Celebrémoslos, pero no descansemos hasta que cada una de las desigualdades se borren.