Como el balón, los trofeos tienen memoria

Los años 2017 y 2022 pueden parecer mundos completamente diferentes. La sociedad en la que vivimos pasó por una pandemia, cambios políticos, revoluciones y demás. Sin embargo, estos dos años tienen un nombre en común: Sarina Wiegman.

La directora técnica de Inglaterra, quien fuera jugadora de varios clubes en su país, empezó a escribir su legado con los tacos puestos, siendo la primera futbolista en llegar a las 100 apariciones internacionales con La Naranja Mecánica.

Después de pasar por los banquillos de varios equipos, en el 2016 asumió ser directora técnica de los Países Bajos, su reto profesional más grande hasta ese momento. La primera prueba no sería nada fácil: debía dirigir a su país en la Eurocopa donde jugarían de locales.

Wiegman tenía un plan: potencializar a sus jugadoras y escribir el nombre de su país en la exclusiva lista de quienes podían decir que se proclamaron campeonas del viejo continente. Calma, inteligencia y estrategia son las palabras que la afición usualmente usan para describir a Sarina, y es exactamente esa fórmula la que usó para avanzar partido tras partido en los que fueron algunos de sus estadios. 

El 6 de agosto de 2017 concretó la hazaña: Países Bajos era la nueva campeona de Europa, rompiendo así la hegemonía alemana que duró seis campeonatos seguidos. 

En la espiral mediática que significó ser campeonas en su país, las jugadoras pudieron ver otra cualidad de Sarina Wiegman, la empatía y la habilidad de conectar con aquellas que ahora fungían en el papel que, más de 100 veces, fue de ella. Con eso en mente, la preparación para tener su segundo título internacional iniciaba.

En un abrir y cerrar de ojos, ella y su selección hacían su debut en Francia 2019. Muchas personas dicen que es reciente el crecimiento del futbol femenil a nivel mundial, pero el Stade de France, el Parque de los príncipes y el Parc Olympique Lyonnais cuentan otras historias. 

El mundial del 2019 fue una ventana a todo el trabajo que distintas federaciones, marcas, jugadoras y cuerpos técnicos venían trabajando. Wiegman era uno de los nombres más sonados. Partido tras partido, el mundo podía ver como movía las piezas necesarias para seguir avanzando, para seguir potencializando el talento que tenía en el XI inicial y en el banquillo. 

El mundo se volcó a verla para competir cara a cara con otro nombre histórico en el futbol femenil de selecciones, Jill Ellis, en la que fuera la gran final del mundial. Y como mencionaba antes, la historia, a veces, está destinada a repetirse, siendo los Estados Unidos la selección que alzara, por segunda ocasión consecutiva, el trofeo más anhelado del mundo.

Re-agrupó a sus jugadoras, dándoles las palabras necesarias para afrontar los nuevos retos que venían en cara a 2020. Sin embargo, este fue el año donde todo paró. Los Juegos Olímpicos de Tokio se retrasaron un año, el mundo del deporte y sus personajes se detuvieron por mucho tiempo, todos menos una. Ese mismo año, Sarina Wiegman sería anunciada como directora técnica de Inglaterra al concluir su participación en Tokio 2020, después de haberlo disputado todo con la selección de su país. 

El reto se tardó más debido a las restricciones que la pandemia trajo al mundo, pero el día al fin llegó, el debut de Inglaterra en el Teatro de los Sueños, un escenario digno del cual Wiegman iniciaría a probar que lo suyo no solamente se quedaría en eso, un sueño. 

Demostrando que el futbol es tanto un deporte físico como mental, movió sus piezas en el momento correcto, no importara qué selección tuviera enfrente. Mostrando seguridad, tenacidad y estrategia más allá de los 90 minutos, Wingman y las Lionesses llegaron a la gran final para enfrentarse a una vieja conocida: Alemania.

87,192 personas se reunieron en Wembley, con la esperanza que el futbol finalmente regresara a casa. La tarde del domingo, Sarina Wiegman, fiel a sus costumbres, volvió a cortar otra racha, esta vez, 56 años sin que Inglaterra ganara un título con su primer equipo, de cualquier rama.

La seriedad se volvió euforia cuando la árbitra pitó el final del encuentro, dando paso a que otro capítulo en la historia de la DT neerlandesa se escribiera, volviéndose la primera estratega en ser campeona del torneo con dos selecciones diferentes.  

“Cambiamos la sociedad”, fueron las palabras con las que Wiegman cerró su conferencia de prensa tras coronarse campeona. Una mujer que ya es sinónimo de leyenda, no solamente en Europa, si no en todos los rincones del mundo. 

A veces, la historia está destinada a repetirse, pero si quien la escribe es Sarina, podemos adivinar cómo será el final. 

Alexia De la Cruz | Cancha y Aparte

Mercadóloga y escritora del solo Veracruz es Bello. Creo que el deporte tiene el poder de cambiar el mundo. En contante búsqueda de un periodismo con perspectiva de género.

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