Tú ve afuera que yo veo adentro

Ahora miro adentro, tengo una explosión de confusiones que salen entre tanta pared y encierro, termino en berrinche, termino siendo un huracán de llamas, me escondo bajo sábanas para olvidar, no lo logro ¿desde cuándo esta casa es tan callada? pinta las paredes, cocina, lava, cuenta las grietas, es momento de cerrar alas, no salgas de casa, que no salgas de casa porque “afuera tu no existes solo adentro”, caifanes ahora entiendo, tengo asquío de tanta tristeza, salgo y el viento me pregunta donde estaba, le cuento del virus, de la mentira, del control y la muerte y ahora llora, llora tanto que se larga a soplar a otro lado donde las tragedias no le alcancen, deshecha noto que por fin ya no queda nada. Ya no queda nada. Deshicieron todo lo que podía sentir poquito a poquito, a silencios o a gritos, me deshicieron mil veces, me levanté tres, las noticias embusteras otra vez y decidí mirar adentro y ya no afuera, afuera da miedo, nada es cierto, ya no creo y el aislamiento me viene bien para sanarme por última vez. Muero de recuerdos, pequeños sitios donde en las noches entro, ahí me encuentro, solo ahí me encuentro.

Allá afuera cuentan cuerpos y aquí adentro lluevo, ya leí demasiado y ya no quiero, ya conviví demasiado y ya no quiero, ya pensé demasiado y ya no quiero, al parecer el encierro total activa mi locura que detona en escritura, los vasos me hablan, los tenedores no dejan de gritar por comida y la poesía tan viva.

Me encuentro conmigo, vaya martirio, los días pasan lento, al parecer también mienten sobre las medidas del tiempo, veo las noticias y puedo entender porque tantas familias se niegan a creer en los hospitales de Ecatepec, entiendo el pavor, el no saber cómo terminará esta partida de ajedrez, afuera está la sentencia para obesos, hipertensos, mayores, asmáticos, come flores y artistas, es la nueva guerra, la nueva normalidad es no podernos tocar, descargar tik tok y gritar en soledad. 

¡Sigue escribiendo Andrea o perderás la cabeza! quiero tener a mi madre cerca, me dijeron 15 días y después de 3 meses ya huele a prisión mi cuarto, lo disfrazo con incienso pero el tufo no se va, la depresión hizo su nido más grande en el cuarto de atrás, donde sólo entro a desgarrar mis pieles y beber para arrinconar a la necesidad de cuerpos y líneas, no estoy sola, estoy con mis pensamientos de morirme y con los alaridos de mi niña de 5 años que no sabía que pasaba, veo Malcom en las mañanas y llevo mucho tiempo sin calzar, estoy postrada en el libertinaje del capital, la OMS dice falacias para calmar masas pero esta vez los ciegos quieren ver, quieren saber, quieren abrazar otra vez. 

Escribiré crónicas de una ermitaña con la lengua partida y el corazón insulso, grave consecuencia del encierro son las cifras de violencia doméstica y de suicidio, anís con cloro no es una respuesta radical es una respuesta por causalidad. Salir por insumos se volvió el deporte de riesgo favorito, no podemos permitir que nos quiten las ganas de ver el cielo, suelto el mar que llevo dentro y con tanta inmensidad ahogo los espasmos  solo por hoy, solo por hoy. 

Voy adentro, buscando respuestas en mis muñecas, en la comisura de mis labios, en mis uñas de los pies, volteo adentro y veo universo, veo selva y una flor naciendo  del concreto, veo la anarquía de mi vida, la desconfianza que me habita, veo la calma alejada, le hago videollamada y rechaza, rechaza, se va la señal y poca luz, es momento de sentar cabeza y triturar al desasosiego que me deja tu recuerdo, mascarillas para evitar que vean la demacrada realidad, familias desapareciendo en una semana nada más y en medio del estornudo la esperanza con oxígeno, la noticia de que volverás a mi abrigo, mis versos llegando a Europa, la desesperación y las llamadas de auxilio que nadie oye,  detallar la querella interna a punta de tinta y sollozo, sigo por que la falsa tregua me invita a seguir, me invita a creer en el saludo de codo y en termómetros instantáneos, ya le agarré cariño al caer y a la mentira de que todo será mejor,  se desploman afuera y yo adentro intuyo que necesito más café, más morado y menos gris, abismal brecha de prioridades.

Andrea Murga

Lic. en comunicación social y especializada en semiótica por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-Xoch), estudió Creación Literaria en la Escuela Mexicana de Escritores (EME), tallerista de defensa personal para mujeres, activista y ambientalista. Publicó el poemario "Súbele a la Música"(2016) editoriales Mantra. Pertenece a la colectiva Hilanderas.

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